San Cristódulo, originario de la región de Nicea de Bitinia, era hijo de Teodoro y Aba, y recibió en el Bautismo el nombre de Juan.
Tomó el hábito monástico en su juventud y cambió su nombre a Cristódulo (‘esclavo de Cristo’ en griego). Al principio vivió el ascetismo en distintos lugares, pero luego recibió permiso y ayuda económica del Emperador Alejo I Comneno (que reinó del 1081 al 1118) y construyó en la isla de Patmos una iglesia y un monasterio bajo la advocación de San Juan el Evangelista que subsisten aún hoy.
Cuando los árabes atacaron el lugar, Cristódulo huyó con sus discípulos y se fue a Eubea (Euripo), donde acabó el curso de su vida a finales del siglo XI, el 16 de marzo.