San Doroteo se convirtió en Obispo de Tiro en Fenicia hacia finales del siglo III.
Durante la persecución de Diocleciano y Maximiano, hacia el año 303, huyó a Odisópolis en Tracia para salvar su vida, y tras la muerte de los tiranos regresó a Tiro. Vivió hasta el reinado de Julián el Apóstata (361-363), de cuya persecución volvió a escapar a Odisópolis (o, según Teofilacto de Bulgaria, a Edesa), pero fue encontrado por los hombres de Julián y asesinado en medio de grandes tormentos a la edad de 107 años, en 361.
Doroteo era muy docto, y nos ha dejado escritos tanto en latín como en griego sobre las vidas de los Profetas, los Apóstoles y otros Santos.