San Felipe, que tenía cuatro hijas que profetizaban, era de Cesarea de Palestina.
Predicó por toda Samaría; también fue él quien salió al encuentro de Candace, reina de los etíopes, mientras este leía al Profeta Isaías, y le instruyó y bautizó (Hch 8,26-39).
Reposó en Trales de Asia Menor mientras predicaba el Evangelio.