San Joanicio nació en Bitinia hacia el año 740. Su padre se llamaba Miritrices, y su madre Anastasia.
Cuando Joanicio llegó a la madurez se convirtió en un excelente soldado y fue considerado digno de recibir honores reales por su valentía.
Había sido educado como iconoclasta, pero, siendo soldado, Joanicio se convirtió a la Ortodoxia gracias a cierto anciano. Posteriormente lo abandonó todo y partió para el Monte Olimpo, donde pasó el resto de su vida en el ascetismo.
Alcanzando gran virtud, reposó en el Señor en el año 834, a la edad de noventa y cuatro años. A este Santo se le atribuye la oración: «Mi esperanza es el Padre...».