lunes, 6 de mayo de 2013

Entrevista de S.E. Policarpo para ‘Religión Digital’


Así de ortodoxa y de sencilla es la nota biográfica de "Su Eminencia Metropolita de España y Portugal, Exarca del Mar Mediterráneo, Monseñor Policarpo (nombre civil Panayioptis Stavrópulos)", tal y como lo demanda el protocolo litúrgico:


Nació el 15 de octubre del año 1963 en Lepanto -Etolia- Grecia- donde cursó sus primeros estudios, continuados en la Escuela de Teología de la Universidad y concluidos en el departamento de Historia Eclesiástica del Instituto Pontificio de Estudios Orientales de la Universidad Gregoriana de Roma. Fue ordenado diácono el 14 de enero de 1990 en la Iglesia Patriarcal de San Jorge en Constantinopla, por su Mentor el Metropolita de Calcedonia, después Patriarca Ecuménico, Bartolomeo. Al día siguiente fue ordenado sacerdote por el Metropolita de Lepanto y San Blas, habiendo sido elevado a la categoría de Archimandrita. Vicario General del recién fundado Arzobispado de la Península Itálica, sus islas y Malta, se ocupó de su organización, consolidación y desarrollo. Fue Abad de los monasterios del Venerable Juan el Segador, de Calabria y de San Jorge de las Nobles Monjas Griegas de Venecia. En el año 1998 tomó posesión del cargo de Archimandrita del Trono Ecuménico y representó a la Madre Iglesia en reuniones y congresos.

El 30 de abril del 2007, el Santo Sínodo lo eligió Segundo Metropolita del recién fundado Arzobispado de España y Portugal. Su ordenación al Episcopado se celebró en la Santa Iglesia Catedral de San Jorge de Madrid, oficiada por Su Santidad el Patriarca Ecuménico, siendo entronizado en la Santa Iglesia Catedral de los Santos Andrés y Demetrio de la capital de España.

Hago constar que, con tantos y eminentísimos títulos que pudieran alejarlo de su compañía y amistad, Mons. Policarpo es humilde, asequible y sencillo. En la nomenclatura de títulos similares a los suyos, pero de carácter católico, diríase que ocuparía los últimos puestos, es decir, los primeros, en la "liturgia" de los santos evangelios.

"No hay confesionarios"

Y, comenzando por el principio de rigor y deber elemental de quién se dedica a estos sagrados menesteres ministeriales, y tal y como se merecen y reclaman los lectores, con sabiduría y catequesis, Mons. Policarpo me informa que ""ortodoxo" procede de las palabras griegas "orthi" (recta) y "doxa" (opinión o alabanza). Teológicamente coincide con palabra griega "cathólikos", catequizándome que "quien no profese y practique la fe, la Ortodoxia, no puede ser ortodoxo. La recta y eficiente fe es la que, en definitiva, garantiza la pertenencia a la Iglesia Ortodoxa de la que en España es su máximo representante Mons. Policarpo.

A la pregunta de cuales sean los puntos de divergencia que se registran entre los ortodoxos y los católicos, Mons. Policarpo, con eximia y puntual capacidad de síntesis, " las diferencias son de tres tipos: eclesiológicas (primado papal), triadológicas (filioque), mariológicas (concepción inmaculada de la Virgen), escatológicas (purgatorio e indulgencias), y litúrgicas (concepción y celebración de sacramentos)" Por mi cuenta, y personalmente, no tengo más remedio que lamentar que una partícula como la "que" y "otras diferencias" hagan perdurar rupturas tan graves en la Iglesia de Cristo, una y plural por definición y condición de Iglesia.

La pregunta de si hay o no Papa, o equivalente, en su Iglesia, y si este es dogmáticamente infalible, su respuesta es así de espontánea: " No hay Papa y la infalibilidad corresponde al Cuerpo Místico divino- humano de la Iglesia en su totalidad". (Por supuesto que el tema referente a la infalibilidad resultará anchamente polémico para la mayoría de los católicos, si bien a otros, con inclusión de teólogos, les parecerá totalmente asumible).

- ¿Cómo se perdonan los pecados en su Iglesia y si hay que acudir a hacerlo a los confesonarios?

- No hay confesonarios, pero sí hay sacramento de la Confesión. Tras un verdadero arrepentimiento, el sacerdote pronuncia la absolución imprecativa. Todo pecado es grave en cuanto aleja de Dios. Si un cristiano ortodoxo, por tres domingos consecutivos se ausenta de la Liturgia, sin motivos graves, él mismo reexcluye de la comunión eclesiástica, según los Sagrados Cánones.

Con rotundidad, respecto a la existencia del infierno, contesta con un par de palabras "metropolitanas", que resumen y afianza la doctrina:

- Sí, hay infierno y éste es eterno.

En gozosa referencia a la existencia del cielo y a la posibilidad de ser muchos los que la misericordia de Dios les abrirá de par en par sus puertas, la doctrina ortodoxa la concreta Mons. Policarpo de esta manera:

- Quien ha llevado una vida conforme a su fe ortodoxa espera gozar del Reino de los cielos. Nos obstante, esta certeza solo corresponde a Dios en su divina y misteriosa misericordia.

En tiempos de tanta secularización, con inclusión de los sacerdotes, y cuyas noticias con tanta frecuencia encabezan los titulares de los medios de comunicación, con escándalo para los fieles cristianos, Mons. Policarpo deja bien claro que

- El sacerdocio en sí mismo es para siempre, pero su ejercicio cesará cuando un individuo ordenado es apartado por pena canónica de suspensión.

Tres bodas

En este contexto de secularización y de rupturas matrimoniales, con las fórmulas de divorcio civil, o de las nulidades eclesiásticas, a veces amañadas, esta es la respuesta oficial de la Iglesia ortodoxa:

-El matrimonio es para toda la vida, pero por economía divina, se permite el divorcio y nuevas nupcias hasta tres veces.

Sorprendido de tanta generosidad eclesial y pastoral respecto a las rupturas y fracasos matrimoniales, quiero informarme acerca de la financiación de su Iglesia, respondiéndome que "ella se mantiene con las limosnas de los fieles y eventuales donativos de entidades públicas y privadas".

-¿Cuáles son las ventajas, o las desventajas, del celibato para los sacerdotes y para los popes?

-Ambas situaciones son susceptibles de ventajas e inconvenientes que, en la práctica, puede suceder que uno desee la situación del otro.

Como no podía ser de otra manera, y teniendo en cuenta la realidad de la vida y de los problemas que para tantos resultan ser tan capitales, Mons. Policarpo no rehúye contestar mi pregunta en relación con las normas morales que sigue su Iglesia en relación con los homosexuales y su posibilidad de contraer matrimonio...

- Son situaciones personales que el individuo comenta con su padre espiritual. El matrimonio religioso sacramental se admite solo entre hombre y mujer de la misma religión.

En los tiempos recientes de la promoción de la mujer y de la actitud de la Iglesia ortodoxa, su máximo representante en España y Portugal, informa que

- El papel de la mujer en la Iglesia es muy importante. En la vida eclesiástica son catequistas, teólogas, miembros de consejos eclesiásticos (parroquiales o diocesanos), madres espirituales (generalmente monjas) y, en general, participantes efectivos de las obras, educativas, culturales o sociales de la Iglesia.

Extrañados muchos de que la liturgia ortodoxa, sus ornamentos, ceremonias y ritos resulten hoy tan ostentosos, Mons. Policarpo mima con devoción su respuesta y comenta:

-La Divina Liturgia requiere los mejores ornamentos, objetos sagrados, lenguaje, ambiente (arquitectura, iconografía, música), porque lo que se celebra en la tierra es imagen de lo que al mismo tiempo se está celebrando en el Altar Divino.

El ecumenismo es signo -sacramento- de la Iglesia de Cristo. Sin unión no hay Iglesia. La falta de unión constituye en la actualidad un escándalo, lo mismo para los de dentro, como para los de fuera de la Iglesia... Su Eminencia el Metropolita, consciente de la relevancia del tema, le coloca y punto y aparte a nuestra conversación con las siguientes palabras:

- Nosotros lo llevamos a cabo tratando de cumplir la voluntad de Dios expresada poco antes de su pasión salvífica "que todos sean uno".

Homilía de entronización

Como programa de posterior actividad pastoral, Su Eminencia Metropolita de España y Portugal, pronunció en la homilía de su entronización las siguientes palabras:

"Subiendo con debilidad, con miedo y mucho temblor" (1 Cor, 2-3) los peldaños del Trono Arzobispal del Sacro Arzobispado Ortodoxo de España y Portugal, "gloria de la santa y consustancial y vivificante e indivisible Trinidad", con San Juan Crisóstomo exclamo y digo :"gloria a Dios por todo lo que me has dado".

"En el día solemne de mi Entronización, deseo asegurarles que con la ayuda de Dios y vuestro apoyo, cumpliré con temor de Dios y con celo mi tarea, centrando mi atención en los siguientes puntos importantes:

1) El servicio al pueblo de Dios en toda España y Portugal de nuevas parroquias y la ordenación de nuevos sacerdotes.

2) El estrechamiento de las relaciones entre el Arzobispado y los sacerdotes, así como entre la Archidiócesis y los fieles, para afrontar con más eficacia los problemas comunes para coordinar el Testimonio común Ortodoxo.

3) La realización de todo el esfuerzo posible para conseguir un espíritu ortodoxo puro dentro del espíritu de secularización que distingue a la sociedad actual.

4) La salvaguardia de la vida espiritual, eclesiástica, sacramental y cultural de nuestros fieles, con el fin de que se mantengan en la fe ortodoxa y las tradiciones de sus padres.

5) El cultivo de las relaciones, en el marco y de la línea del Patriarcado Ecuménico, con los hermanos de las otras iglesias cristianas y de las otras confesiones, así como con el Judaísmo y con el Islam, para promover el espíritu ecuménico y el diálogo y así conseguir la coexistencia pacífica en todas las personas de buena voluntad.

6) Lograr los fondos económicos para afrontar las múltiples necesidades del Sacro Arzobispado".

"Aprovecho esta ocasión para insistir que no considero mi persona extraña a estos territorios de la Península Ibérica. Especialmente con España me unen cuatro hechos:

1) Las relaciones de esta país con mi lugar de nacimiento -Nafpacto-, conocido como Lepanto, por medio de la renombrada batalla del mismo nombre del 7 de octubre de 1571, comandando el Jefe las fuerzas cristianas unidas, el príncipe español don Juan, siendo la participación española en ella fue muy significativa. Los trofeos de la batalla se guardan hoy en la Armería del Palacio Real de Madrid. En esta batalla participó, como simple soldado, el famosísimo soldado español, Cervantes, conocido por su monumental obra del Quijote y cuya estatua adorna el puerto de Lepanto.

2) En la ciudad en la que serví como clérigo durante 17 años, la Serenísima República Veneciana de San Marco, trabajó en el periodo entre 1566 y 1568 y seguramente participaría en los oficios celebrados en la bellísima iglesia de San Jorge de los Griegos el gran compatriota mío, y orgullo de España, Domenico Theotokópoulos, conocido internacionalmente como "El Greco".

3) En la parte de Italia, ex reino de las Dos Sicilias y Nápoles en donde residí durante 19 años, reinó la Casa Real de los Borbones.

4) La feliz coincidencia que S.M. la reina de esta noble nación, y desde hoy oficialmente también reina mía, Sofía, se relaciona sólidamente con Grecia".

Antonio Aradillas


Fuente: Religión Digital

domingo, 26 de febrero de 2012

Ordenación del P. Raul Alexandru Cordos


La iglesia de Santa Catalina de Siena de Palma, repleta de fieles de distintas nacionalidades, fue escenario ayer por la mañana, de la primera ordenación sacerdotal de la Iglesia ortodoxa por su eminencia, monseñor Policarpo, arzobispo metropolitano para España y Portugal y exarca del Mediterráneo, el joven Raúl Alexandru Cordos, nacido en Rumania, en el norte de Transilvania, y residente en Mallorca desde los 15 años.

Para cantar en el marco de la solemne liturgia ortodoxa llegó desde Atenas el coro de la iglesia de San Alejandro, que interpretó los cantos propios de tal solemnidad

El nuevo sacerdote ortodoxo estudió el Bachillerato en el colegio de San José Obrero de Palma. Empezó los estudios de teología con los seminaristas de Mallorca, estando ligado a la parroquia ortodoxa rusa como servidor del altar (monaguillo), y terminó los estudios en Barcelona, donde entró en contacto con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.

Parroquia

Teniendo en cuenta que en Balears hay unas 200 personas de procedencia griega, y también el ligamen que existió entre nuestras islas y el Imperio de Bizancio, y por su afán de ayudar de forma pastoral a esas personas, se decidió crear una parroquia ortodoxa griega en la ciudad de Palma.

El día 6 de noviembre fue ordenado diácono en la parroquia griega Ortodoxa de Barcelona por el mismo arzobispo que el domingo le ordenó sacerdote. Ya que en Mallorca no hay templo propio, fue acogido por la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú, cuyo rector desde su creación es el mallorquín, Archimandrita Makary, que oficia la liturgia ortodoxa en la iglesia de Santa Catalina de Siena para los fieles de diferentes orígenes. El nuevo sacerdote ortodoxo, después de su ordenación, podrá ocuparse de administrar los diferentes sacramentos a los fieles de procedencia griega que residen en las Islas.


Fuente: Última Hora

martes, 24 de enero de 2012

Asistencia de nuestra Metrópolis a la liturgia hispano-mozárabe en la Catedral de Toledo

Salutación de S.E. Policarpo en la solemnidad de San Ildefonso


Excelentísimo y Reverendísimo Arzobispo Metropolitano de Toledo y Primado de España Don Braulio,
Reverendísimos Padres,
Estimadas Autoridades,
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,


Nos hemos reunidos aquí en esta majestuosa Catedral Primada de Toledo celebrando la solemne conmemoración de San Ildefonso, gran Padre de la Santa Iglesia de Cristo, obispo y patrón de Toledo, una de las primeras tierras y diócesis cristianas ibéricas, en la antigua y venerable liturgia hispano-mozárabe, hija de la liturgia siriaca oriental.

La palabra "santo" en la lengua griega antigua indica una persona distinguida, una persona que se distingue de las otras. Estas personas son distinguidas, es decir santas, porque su vida se distingue por la continua oración y contemplación mística, la iluminación interior, la purificación del corazón, la visión de Dios (theoría), el hacer milagros, y para usar el lenguaje de los Santos Apóstoles por la participación en la santidad de Dios. La santidad no es una virtud humana, sino una donación del Espíritu Santo. Los Santos poseen la Gracia porque están unidos continuamente al Dador de cada don perfecto y al Padre de la Luz sin ocaso. La Gracia de Dios que habita en los Santos, toca también su cuerpo y la creación, y por ese motivo sus reliquias tienen también la Gracia de Dios y son fuente de milagros. Esta Catedral Primada es un lugar que irradia mucha Gracia por medio de las reliquias de San Ildefonso, este gran Padre occidental de la Iglesia Universal, que las guarda con celo divino.

La santidad es comunión con Dios Trino dentro del Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia, fuera de la cual no existe salvación, como dice otro gran Padre occidental de la Iglesia, San Cipriano de Cartago. Cuantos participan en la acción divinizadora de Dios se hacen templos vivos del Espíritu Santo, es decir, Santos, Confesores y Mártires. Dios, el Santo por excelencia, nos exhorta en el Antiguo Testamento a hacernos también nosotros santos, como El es. La santidad está relacionada con el martirio, el testimonio. Son dos cosas inseparables en la vida del verdadero cristiano. Si no es testigo y santo, o por lo menos lucha continuamente por la santidad, no es cristiano como Cristo y los Santos Padres de la Iglesia, orientales y occidentales, comúnmente enseñan. Es un cristiano templado que será condenado como dice muy claro el Apocalipsis.

La Solemnidad de San Ildefonso de Toledo coincide dentro la "Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos", por la cual con tanta fuerza e insistencia han luchado los Santos Padres de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, entre los cuales dominan ilustres santas personalidades ibéricas, como Cecilio de Granada, Osio de Córdoba, Paciano de Barcelona, Braulio de Zaragoza, Gregorio de Elvira, Leandro e Isidro de Sevilla, Julián e Ildefonso de Toledo, Martín de Braga, Potamio de Lisboa, Dámaso de Roma. El Beato Papa Juan-Pablo II, el Papa de los dos pulmones de la Cristiandad, uno oriental y uno occidental, inaugurando el gran Jubileo de los 2.000 años del nacimiento según la carne de Nuestro Señor Jesucristo, el único Salvador y Redentor del mundo, el Hijo Unigénito y Verbo de Dios, hizo particular mención de los Santos de la fe en Cristo, mártires, confesores y padres, los cuales llamó "puente de unidad' entre los cristianos de hoy, un puente firme y seguro.

En los tiempos antiguos los verdaderos cristianos sufrieron el "martirio de sangre", como Eulalia de Barcelona, Vicente de Valencia, Hermenegildo príncipe, Eulogio y Lucrecia de Córdoba, Esteban de Cádiz, por mencionar los más ilustres mártires hispanos que son honrados también en Oriente. Hoy los verdaderos cristianos sufren el "martirio de la conciencia", que según los Santos Padres de la Iglesia es más fuerte y doloroso del "martirio de sangre", porque el de conciencia es continuo e insistente. Vivimos en una época de enorme crisis espiritual y moral principal y segundariamente económica, que es hija de la primera. Reina la apostasía, como en los tiempos del antiguo Israel. La superación de cada crisis se hace a través la fe firme en Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nacido nuevamente hace pocos días "por nosotros los hombres y por nuestra salvación", reforzados por los eternos e inmortales ejemplos y guías, que son nuestros Santos, como San Ildefonso, obispo y patrón de Toledo.

Por sus santas intercesiones Cristo Nuestro Dios ten misericordia de nosotros y sálvanos. Amen.

+ Policarpo


Fuente: Arzobispado de Toledo

sábado, 21 de enero de 2012

Saludo de S.E. Policarpo en la Oración Ecuménica de San Vicente Mártir


SALUDO DE SU EMINENCIA RVDA. POLICARPO, METROPOLITA ORTODOXO DE ESPAÑA Y PORTUGAL,
DURANTE LA PLEGARIA ECUMÉNICA EN HONOR  DE SAN VICENTE DIÁCONO Y MÁRTIR, PATRÓN DE VALENCIA
(Valencia, el 21 de enero de 2012)

Excelencias Reverendísimas,

Reverendísimos Padres,

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Nos hemos reunido aquí en este templo monástico en oración común con ocasión de la conmemoración de San Vicente, diácono y mártir de la Santa Iglesia de Cristo, patrón de Valencia e hijo de la bendita tierra española y especialmente de Zaragoza, una de las primeras tierras y diócesis cristianas ibéricas.

La palabra griega “mártys” define a la persona que está segura de su verdad y que da testimonio público de esa verdad. Nuestro diácono Vicente era una persona así. Poseía la verdad por excelencia, la verdad con V mayúscula y ha ofrecido su propia sangre voluntariamente, por esa Verdad eterna que es Nuestro Señor Jesucristo, el único Salvador y Redentor del mundo, el Hijo Unigénito y Verbo de Dios Padre. Por eso es un santo que se honra particularmente en Occidente y en Oriente, hasta el fin del mundo terrestre.

San Agustín, este gran padre occidental de la Iglesia, elogia a San Vicente escribiendo de él: “Quousque vel Romanum imperium vel christianum nomen extenditur natalem non gaudet celebrare Vincentii?” (PL 38, 1257) y la Iglesia que está en Oriente canta cada 11 de noviembre, el día de su conmemoración litúrgica: “Salve, antorcha divina de España, gloria de Zaragoza, tesoro de Valencia; salve, inagotable torrente de milagros, bienaventurado Vicente, orgullo de diáconos”. El “mártir” y “santo” por excelencia es solamente Dios. Por eso en el Antiguo Testamento nos exhorta para hacernos también nosotros mártires y santos, como es Él.

Testimonio y santidad son dos cosas inseparables en la vida del verdadero cristiano. Si no es mártir, es decir testigo, y santo, o por lo menos lucha continuamente por la santidad, no es un cristiano como Cristo y su Iglesia enseñan. Es un cristiano templado que será condenado como dice muy claro el Apocalipsis. El inolvidable Papa Juan-Pablo II, el Papa de los dos pulmones de la Cristiandad, uno oriental y uno occidental, inaugurando los festejos del gran Jubileo de los 2.000 años del nacimiento según la carne de Nuestro Salvador Jesucristo, había tenido particular mención de los santos mártires de la fe en Cristo, los cuales llamó “puente de unidad” entre los cristianos, un puente firme y seguro.

En los tiempos antiguos los verdaderos cristianos sufrieron el “martirio de sangre”; hoy sufren el “martirio de la conciencia”, que según los Santos Padres de la Iglesia es más fuerte y doloroso del “martirio de sangre”, porque el de conciencia es continuo y insistente.

Vivimos en una época de enorme crisis espiritual y moral. La superación de esta crisis se hace a través de la fe firme en Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nacido nuevamente hace pocos días “por nosotros los hombres y por nuestra salvación”, reforzados por los eternos e inmortales ejemplos, que son sus Santos Mártires, como San Vicente diácono, patrón de Valencia.     Por sus intercesiones, Cristo Nuestro Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amen.

lunes, 9 de mayo de 2011

Fallecimiento de S.E. Epifanio de Briula


Informamos con pesar del fallecimiento, el 9 de mayo de 2011, de Su Eminencia Epifanio, Metropolita de Briula y quien fuera primer Metropolita (de 2003 a 2007) de nuestra Sacra Metrópolis de España y Portugal.

¡Que su menoria sea eterna!

martes, 30 de noviembre de 2010

Homilía de S.E. Policarpo con motivo de la Fiesta Patronal de la Gran Iglesia de Constantinopla


“EL PRIMER LLAMADO DE LOS APÓSTOLES
Y SU IGLESIA PRIMERA EN LA LLAMADA”

La Iglesia del Primer Llamado de los Apóstoles, esta Cátedra Ecuménica de la Ortodoxia, celebra su “fiesta de cumpleaños”, la venerable conmemoración de un evento histórico, salvífico y de gracia, de refulgente brillo. Su fundación y constitución en la humilde Bizancio, convertida después en la Nueva Roma y Ciudad de Constantino y Reina de las Ciudades, honra y premia a la Iglesia Primera Llamada de Constantinopla, que celebra también la memoria de su Fundador, el Santo y glorioso Apóstol Andrés.

Santísimo y divinísimo Padre y Señor,

Venerables Jerarcas,

Pueblo amado del Señor,

Gran asunto es la memoria y el recuerdo, especialmente en la vida y la actividad de la Iglesia, para el bien de su piadoso Pléroma. La importancia y la necesidad de este hecho, en referencia al Primer Llamado de los Apóstoles, queda patente en la Encíclica Patriarcal y Sinodal del que fuera Metropolita de Felipópolis (Plodiv) -y luego Patriarca Ecuménico con el nombre de Serafín II- de noviembre del 1759 dirigida al sagrado clero y a los cristianos del Santísimo Arzobispado de Constantinopla (“con extensión también a todas las Eparquías del Trono Ecuménico”) (1), que determinó que “a partir de ahora sea celebrada su fiesta con brillo y no sin importancia, y de paso sea contada como las otras. Que su memoria sea celebrada con himnos, cantos y melodías piadosas, porque en esta famosa Ciudad él predicó gloriosamente el primero la palabra de la verdad, y ha honrado y consagrado su sagrada Cátedra” (2), ordenó “a los sacerdotes de las iglesias de esta Megalópolis, de Gálata y del Estrecho (el Bósforo), que desde ahora y al final de las sagrados Oficios sea conmemorado también este glorioso Primer Llamado de los Apóstoles y primer Jerarca de Constantinopla Andrés, desde ahora y para siempre” (3) y encargó exactamente hace 251 años al gran Maestro de nuestra Nación, Eugenio Búlgaris, llamado apenas unos días antes por el Patriarca a la Ciudad Reina para asumir la dirección de la Gran Escuela Patriarcal de la Nación, la homilía oficial durante la primera Divina Liturgia Patriarcal y Sinodal por la Fiesta del Primer Llamado de los Apóstoles tras su constitución de nuevo como Fiesta Patronal del trono Ecuménico.

En esta homilía, el sabio Maestro de la Nación,  además de mostrar la importancia del término “Primer Llamado” en relación con el término “Primer Trono”, da un paso más, caracterizando al Apóstol Andrés no solo como Primer Llamado, sino como también “Auto-llamado”: “Andrés desde el principio –exclama en su texto la ‘dulce abeja’ de Tauromenia, Theófanes Kerameus,– (4) … se ha sentido también auto-llamado” (5). Y, aunque afirma categóricamente que no quiere establecer comparaciones entre los Apóstoles –ya que todos son iguales-, elogia las luchas y las fatigas del Apóstol Andrés frente a las de los demás, diciendo: “Si Pablo, alardeando con jactancia en Cristo, llegó a decir: “Me he fatigado más que los demás” (6)”, yo de Andrés me atrevo a decir que ha dado más fruto que los demás. El desarrollo presente de la Iglesia lo demuestra claramente” (7).

El brillante aniversario y la fiesta de hoy es una ocasión de honor y gratitud al Primer Llamado de los Apóstoles y fundador de la Iglesia de Constantinopla-Nueva Roma. Al mismo tiempo es también una oportunidad para lanzar nuevas campañas y realizar nuevas conquistas, una continuación de la obra de pescar en la red de la gracia y de la salvación en Cristo al hombre de nuestros difíciles tiempos apocalípticos, como hizo con éxito el Primer Llamado Andrés y su Primada Iglesia, permaneciendo fiel a su vocación divina, a su primado de llamada, esta gran fuerza que permanece aquí, en su centro sacratísimo, el humilde y noble Fanar, imperturbable y firme, con modesto orgullo y dignidad, continuando en todo el mundo la acción salvífica de su Primer Llamado Fundador, escuchando desde el pasado, el presente y el futuro, lo cercano y lo lejano, lo terrenal y lo celestial; creando vida, escribiendo historia, elaborando salvación, edificando, sirviendo, ofreciendo, llamando, confesando y testimoniando que existe y seguirá existiendo sin fin, porque cree firmemente que a la Crucifixión siguen la Resurrección y Pentecostés, una Resurrección y un Pentecostés permanentes, parafraseando la palabra apostólica de hoy: “Aunque insultada, bendice; aunque perseguida, aguanta; aunque calumniada, suplica” (8).

Pero volviendo a nuestro Apóstol y a su Iglesia Madre –que también es la nuestra-, ambos han sido y son testigos de fe, esperanza, caridad, verdad, paz y unidad. Todas estas dimensiones caracterizaron desde el principio la llamada y la acción apostólica de Andrés, y han servido, sirven y servirán para siempre a su Iglesia. En cuanto se convirtió en discípulo de Cristo, en seguida corrió para llevar a su hermano Simón, el futuro Pedro, la noticia jubilosa: “¡Hemos encontrado al Mesías! Y lo llevó a Jesús” (9). De este modo, “el recién hecho discípulo se digna en seguida hacerse maestro, el adepto se convierte en seguida en mistagogo, el Apóstol se convierte en seguida en Apóstol de otro Apóstol…” (10), “… ¡Apóstol del corifeo en el orden Apóstolico!” (11). Y cuando más tarde se fue a enseñar a las naciones, con celo divino, abnegación, fatigas y no pocas dificultades recorrió muchas ciudades y países antes de entregar terminar su vida mediante el martirio de la cruz en la capital de Acaya. Lo mismo también ha hecho la Iglesia de Constantinopla. No ha retenido para sí misma con celo el anuncio salvífico de la Resurrección, sino que, imitando al Primer Llamado, ha corrido para transmitirlo también a otras naciones y pueblos, aspirando única y exclusivamente a su salvación y a la gloria de su Mesías, el Señor Jesucristo. Al bautismo de antaño de los pueblos eslavos orientales  le sucede en nuestros días el de muchísimos hombres que desconocen a Cristo en Asia, Oceanía, América y Europa.
                               
En la mente y el corazón de los hombres de nuestra época moderna, la de la secularización, la de la globalización y el desdén de todo, no cesa la “Búsqueda”. Se sigue buscando con insistencia al “Buscado”. Esta, además, es la obra por excelencia de la Iglesia de hoy: hacer viva continuamente la “Búsqueda” y el “Encuentro”; guiar al hombre moderno en primer lugar a la “Búsqueda” y después al “Encuentro” de Cristo Resucitado y presente en todas partes, el único Salvador y Redentor del mundo; vestir la desnudez y calentar la frialdad de los corazones con la Luz sin ocaso de la Resurrección del Verbo vivo de Dios, transformando continuamente la “Búsqueda” en “Encuentro” y el “Encuentro” en “Experiencia”, “la experiencia de la Resurrección”.

El Apóstol Andrés (cuyo nombre en griego significa “valentía”, “valor”), como hombre de fe profunda en el Encontrado por él, el “Buscado y Deseado” Mesías, ha traspasado estas características también a su Iglesia aquí en la Reina de las Ciudades, la cual, caminando sobre sus huellas e imitando su ejemplo, no ha murmurado jamás, sino que siempre está “preparada para los azotes” y repite la palabra paulina: “He aprendido a bastarme con lo que tengo… Todo lo puedo en Cristo que me conforta” (12). Andrés se distinguió también por su amplitud de miras, ya que no dudó en dirigir a Cristo a los griegos prosélitos del Judaísmo cuando estos pretendían a través Felipe encontrarse con Él y conocerlo (13), no limitándose a las estrechas concepciones de los judíos de aquella época.  Era hombre de un corazón grande, que no dudó jamás en tomar decisiones importantes y al mismo tiempo asumir las responsabilidades derivadas de sus decisiones (14). Y su Iglesia, la Santa y Grande Iglesia de Cristo, lo ha imitado en esta su amplitud de miras, porque es Patriarcado Ecuménico no solamente en el nombre, sino también en realidad. Esto queda demostrado no solo por la acción misionera y civilizadora del pasado y del presente, sino también por el amplio espectro de sus esfuerzos ecuménicos y de sus actividades intercristianas, y en los últimos tiempos también las ecológicas e interreligiosas. Claro testimonio de esto es la feliz presencia entre nosotros, en este sacratísimo momento, de los venerables representantes de la Iglesia de la Antigua Roma y de su Santísimo Primado, el Papa Benedicto XVI, bajo la jefatura del nuevo Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos, el Eminentísimo Señor Cardenal Kurt Koch, que ha copresidido con éxito el reciente Encuentro en Viena de la Comisión Internacional Mixta para el Diálogo Teológico entre las Iglesias Ortodoxa y Católica Romana, con el tema: “La Primacía en relación con la sinodalidad”. Nos congratulamos con Su Eminencia por su reciente nombramiento como Cardenal de la Santa Iglesia Romana. Lo acompañan los deseos y las oraciones de todos nosotros por el éxito de su difícil tarea.

Este año se cumplen 100 años del Encuentro de Edimburgo, 90 de la famosa Encíclica del Patriarcado Ecuménico del año 1920, 50 desde la fundación del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos y 30 desde el inicio del Diálogo Teológico oficial entre las Iglesias Ortodoxa y Católica Romana, que comenzó, con la ayuda del Señor, con la tranquilidad, compunción y sacralidad de Patmos y continúa con la contribución insistente de la Iglesia Primada del Primer Llamado, que en Oriente es –a pesar de las nubes de discordia que se levantan en el curso del tiempo, incluso por parte de aquellos que no deberían– enclave entre las Iglesias Ortodoxas hermanas, coordinadora de sus acciones, portadora de su común expresión y centro de servicio ecuménico y de oración. Como ha acentuado un ex coadministrador suyo, el Trono Ecuménico “especialmente hoy permanece firmemente comprometido y absolutamente dedicado a su misión ecuménica, de modo que no deja de ejercitar su potestad canónica, que posee, en el concierto de las Iglesias Ortodoxas hermanas siempre en el ámbito del ya expresado significado de servicio en la sinodalidad fraterna” (15). El Patriarcado Ecuménico, como Iglesia Primada de la Ortodoxia, no es solamente el enclave entre las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas locales, sino también el nudo de conexión entre Oriente y Occidente. Es el Gran Monasterio, la Gran Escuela del siempre luminoso Fanar (gr. ‘fanós’), el centro sacratísimo no solo de la oración “por la paz del mundo entero, la estabilidad de las santas iglesias de Dios y la unión de todos…”, sino también centro de continuo trabajo y fatigosa ofrenda para la reconciliación, la paz, la justicia y la unidad. No solamente hoy, sino desde siempre y en todas las direcciones.

Santísimo Padre y Señor,

Ha llegado el momento de que calle su sagrado Ambón Patriarcal para dejar paso a la celebración del Sacrificio incruento, para el que nos hemos reunido especialmente hoy aquí, en vuestra Venerable Iglesia Patriarcal. Para terminar, permítame servirme de las palabras, válidas también para el gran día de hoy, de Eugenio Búlgaris: “Hoy (las redes) han sido renovadas y preparadas; hoy justamente es la fiesta de Constantinopla; hoy ha recibido el debido agradecimiento el festejante; hoy han mostrado la debida gratitud los festejantes; y hoy, como también en otras muchas ocasiones, ha mostrado el cuidado que tiene para con los asuntos de la Iglesia nuestro gran Eclesiarca, honrando con una celebración oficial y brillante solemnidad al Primer Llamado amigo de Dios, primera autoridad de esta Iglesia tras la Primera por excelencia y primer fundamento suyo tras el Primero por excelencia” (16). “¡Qué incomparables son tus designios, Dios mío, qué inmensos en su conjunto!” (17).

¡Oh, Madre Iglesia de Constantinopla, gran fruto del gran Andrés! Desde el principio hasta el final sé magnifica, brilla y resplandece, elévate y sé honrada, sigue componiendo sínodos, publicando decretos, convalidando leyes, sé pastoreada por verdaderos “Padres, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Predicadores, Evangelistas, Mártires, Confesores, Ascetas”. Y Tú, eficaz Timonel y pacifico Gobernador suyo, sigue enriqueciéndola con los frutos de la misión de su Primer Llamado Fundador y los resultados de sus luchas evangélicas, así como con sus propias luchas y agonías. Nosotros, todos sus hermanos e hijos, clérigos y laicos, nos comprometemos humilmente a ser co-cirineos, co-solidarios y co-luchadores suyos, porque  verdaderamente eres digno de ello; por eso si, con la ayuda de Dios, vuelven tiempos propicios, ello se debe en gran medida a Ti: “La presente situación de la Iglesia claramente lo muestra” (18).

¡Ad multos annos, Santísimo y Divinísimo Padre y Señor!

¡Ad multos annos, Santa y Gran Madre Iglesia de Cristo!

¡Ad multos annos, Reina de las Ciudades, y tú, bendito, sufriente y mártir pueblo Greco-Ortodoxo que habitas en ella, y toda la Romanidad!

¡Ad multos annos a todos nuestros padres y hermanos, y “buen encuentro” de la Natividad de Cristo, nuestro Salvador! ¡Así sea!


+ Metropolita Policarpo España y Portugal
Fanar, Venerable Iglesia Patriarcal, 30 de Noviembre de 2010


NOTAS

(1) Ekklisiastikí Alítheia Konstantinoupólews (Verdad Eclesiástica de Constantinopla) del año 1922, p. 485.

(2) Encíclica Patriarcal y Sinodal del Patriarca Ecuménico Serafín II (Disposición Canónica), en Konstantínos P. Thýmis, Eugenio Búlgaris (1716-1806), Deposito de Ethos Eclesiástico, Homilía Panegírica a San Andrés el Primer Llamado, Corfú 2009, pp. 106-107, col. 25-27.

(3) Ib. Cit., p. 107, col. 34-36.

(4) Theófanes Kerameus, Homilía 49, P.G. 132, 885 A.

(5) Eugenio Búlgaris, Homilía Panegírica a San Andrés el Primer Llamado, en Konstantínos P. Thýmis, ib. cit., p. 90, col. 2-3.

(6) Ver 1 Cor 15, 10.

(7) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 97, col. 2-7.

(8) Ver 1 Cor 4,1 2-13.

(9) Juan 1, 41-42.

(10) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 85, col. 22-26.

(11) ib. cit., p. 86, col. 9-10.

(12) Fil 4, 11-13

(13) ver Juan 12, 20 y siguiente 

(14) ver G. A. Jatziantonios, Oi Dódeka (Los Doce), Aenas 1955, pp. 29-30.

(15) Máximos, Metropolita de Sardes, El Patriarcado Ecuménico dentro la Iglesia Ortodoxa, Tesalónica 1972, pp. 352-353.

(16) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 99, col. 19 y p. 100, col. 1

(17) Salm 138, 17


(18) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 97, col. 5-7