domingo, 26 de febrero de 2012

Ordenación del P. Raul Alexandru Cordos


La iglesia de Santa Catalina de Siena de Palma, repleta de fieles de distintas nacionalidades, fue escenario ayer por la mañana, de la primera ordenación sacerdotal de la Iglesia ortodoxa por su eminencia, monseñor Policarpo, arzobispo metropolitano para España y Portugal y exarca del Mediterráneo, el joven Raúl Alexandru Cordos, nacido en Rumania, en el norte de Transilvania, y residente en Mallorca desde los 15 años.

Para cantar en el marco de la solemne liturgia ortodoxa llegó desde Atenas el coro de la iglesia de San Alejandro, que interpretó los cantos propios de tal solemnidad

El nuevo sacerdote ortodoxo estudió el Bachillerato en el colegio de San José Obrero de Palma. Empezó los estudios de teología con los seminaristas de Mallorca, estando ligado a la parroquia ortodoxa rusa como servidor del altar (monaguillo), y terminó los estudios en Barcelona, donde entró en contacto con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.

Parroquia

Teniendo en cuenta que en Balears hay unas 200 personas de procedencia griega, y también el ligamen que existió entre nuestras islas y el Imperio de Bizancio, y por su afán de ayudar de forma pastoral a esas personas, se decidió crear una parroquia ortodoxa griega en la ciudad de Palma.

El día 6 de noviembre fue ordenado diácono en la parroquia griega Ortodoxa de Barcelona por el mismo arzobispo que el domingo le ordenó sacerdote. Ya que en Mallorca no hay templo propio, fue acogido por la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú, cuyo rector desde su creación es el mallorquín, Archimandrita Makary, que oficia la liturgia ortodoxa en la iglesia de Santa Catalina de Siena para los fieles de diferentes orígenes. El nuevo sacerdote ortodoxo, después de su ordenación, podrá ocuparse de administrar los diferentes sacramentos a los fieles de procedencia griega que residen en las Islas.


Fuente: Última Hora

martes, 24 de enero de 2012

Asistencia de nuestra Metrópolis a la liturgia hispano-mozárabe en la Catedral de Toledo

Salutación de S.E. Policarpo en la solemnidad de San Ildefonso


Excelentísimo y Reverendísimo Arzobispo Metropolitano de Toledo y Primado de España Don Braulio,
Reverendísimos Padres,
Estimadas Autoridades,
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,


Nos hemos reunidos aquí en esta majestuosa Catedral Primada de Toledo celebrando la solemne conmemoración de San Ildefonso, gran Padre de la Santa Iglesia de Cristo, obispo y patrón de Toledo, una de las primeras tierras y diócesis cristianas ibéricas, en la antigua y venerable liturgia hispano-mozárabe, hija de la liturgia siriaca oriental.

La palabra "santo" en la lengua griega antigua indica una persona distinguida, una persona que se distingue de las otras. Estas personas son distinguidas, es decir santas, porque su vida se distingue por la continua oración y contemplación mística, la iluminación interior, la purificación del corazón, la visión de Dios (theoría), el hacer milagros, y para usar el lenguaje de los Santos Apóstoles por la participación en la santidad de Dios. La santidad no es una virtud humana, sino una donación del Espíritu Santo. Los Santos poseen la Gracia porque están unidos continuamente al Dador de cada don perfecto y al Padre de la Luz sin ocaso. La Gracia de Dios que habita en los Santos, toca también su cuerpo y la creación, y por ese motivo sus reliquias tienen también la Gracia de Dios y son fuente de milagros. Esta Catedral Primada es un lugar que irradia mucha Gracia por medio de las reliquias de San Ildefonso, este gran Padre occidental de la Iglesia Universal, que las guarda con celo divino.

La santidad es comunión con Dios Trino dentro del Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia, fuera de la cual no existe salvación, como dice otro gran Padre occidental de la Iglesia, San Cipriano de Cartago. Cuantos participan en la acción divinizadora de Dios se hacen templos vivos del Espíritu Santo, es decir, Santos, Confesores y Mártires. Dios, el Santo por excelencia, nos exhorta en el Antiguo Testamento a hacernos también nosotros santos, como El es. La santidad está relacionada con el martirio, el testimonio. Son dos cosas inseparables en la vida del verdadero cristiano. Si no es testigo y santo, o por lo menos lucha continuamente por la santidad, no es cristiano como Cristo y los Santos Padres de la Iglesia, orientales y occidentales, comúnmente enseñan. Es un cristiano templado que será condenado como dice muy claro el Apocalipsis.

La Solemnidad de San Ildefonso de Toledo coincide dentro la "Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos", por la cual con tanta fuerza e insistencia han luchado los Santos Padres de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, entre los cuales dominan ilustres santas personalidades ibéricas, como Cecilio de Granada, Osio de Córdoba, Paciano de Barcelona, Braulio de Zaragoza, Gregorio de Elvira, Leandro e Isidro de Sevilla, Julián e Ildefonso de Toledo, Martín de Braga, Potamio de Lisboa, Dámaso de Roma. El Beato Papa Juan-Pablo II, el Papa de los dos pulmones de la Cristiandad, uno oriental y uno occidental, inaugurando el gran Jubileo de los 2.000 años del nacimiento según la carne de Nuestro Señor Jesucristo, el único Salvador y Redentor del mundo, el Hijo Unigénito y Verbo de Dios, hizo particular mención de los Santos de la fe en Cristo, mártires, confesores y padres, los cuales llamó "puente de unidad' entre los cristianos de hoy, un puente firme y seguro.

En los tiempos antiguos los verdaderos cristianos sufrieron el "martirio de sangre", como Eulalia de Barcelona, Vicente de Valencia, Hermenegildo príncipe, Eulogio y Lucrecia de Córdoba, Esteban de Cádiz, por mencionar los más ilustres mártires hispanos que son honrados también en Oriente. Hoy los verdaderos cristianos sufren el "martirio de la conciencia", que según los Santos Padres de la Iglesia es más fuerte y doloroso del "martirio de sangre", porque el de conciencia es continuo e insistente. Vivimos en una época de enorme crisis espiritual y moral principal y segundariamente económica, que es hija de la primera. Reina la apostasía, como en los tiempos del antiguo Israel. La superación de cada crisis se hace a través la fe firme en Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nacido nuevamente hace pocos días "por nosotros los hombres y por nuestra salvación", reforzados por los eternos e inmortales ejemplos y guías, que son nuestros Santos, como San Ildefonso, obispo y patrón de Toledo.

Por sus santas intercesiones Cristo Nuestro Dios ten misericordia de nosotros y sálvanos. Amen.

+ Policarpo


Fuente: Arzobispado de Toledo

sábado, 21 de enero de 2012

Saludo de S.E. Policarpo en la Oración Ecuménica de San Vicente Mártir


SALUDO DE SU EMINENCIA RVDA. POLICARPO, METROPOLITA ORTODOXO DE ESPAÑA Y PORTUGAL,
DURANTE LA PLEGARIA ECUMÉNICA EN HONOR  DE SAN VICENTE DIÁCONO Y MÁRTIR, PATRÓN DE VALENCIA
(Valencia, el 21 de enero de 2012)

Excelencias Reverendísimas,

Reverendísimos Padres,

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Nos hemos reunido aquí en este templo monástico en oración común con ocasión de la conmemoración de San Vicente, diácono y mártir de la Santa Iglesia de Cristo, patrón de Valencia e hijo de la bendita tierra española y especialmente de Zaragoza, una de las primeras tierras y diócesis cristianas ibéricas.

La palabra griega “mártys” define a la persona que está segura de su verdad y que da testimonio público de esa verdad. Nuestro diácono Vicente era una persona así. Poseía la verdad por excelencia, la verdad con V mayúscula y ha ofrecido su propia sangre voluntariamente, por esa Verdad eterna que es Nuestro Señor Jesucristo, el único Salvador y Redentor del mundo, el Hijo Unigénito y Verbo de Dios Padre. Por eso es un santo que se honra particularmente en Occidente y en Oriente, hasta el fin del mundo terrestre.

San Agustín, este gran padre occidental de la Iglesia, elogia a San Vicente escribiendo de él: “Quousque vel Romanum imperium vel christianum nomen extenditur natalem non gaudet celebrare Vincentii?” (PL 38, 1257) y la Iglesia que está en Oriente canta cada 11 de noviembre, el día de su conmemoración litúrgica: “Salve, antorcha divina de España, gloria de Zaragoza, tesoro de Valencia; salve, inagotable torrente de milagros, bienaventurado Vicente, orgullo de diáconos”. El “mártir” y “santo” por excelencia es solamente Dios. Por eso en el Antiguo Testamento nos exhorta para hacernos también nosotros mártires y santos, como es Él.

Testimonio y santidad son dos cosas inseparables en la vida del verdadero cristiano. Si no es mártir, es decir testigo, y santo, o por lo menos lucha continuamente por la santidad, no es un cristiano como Cristo y su Iglesia enseñan. Es un cristiano templado que será condenado como dice muy claro el Apocalipsis. El inolvidable Papa Juan-Pablo II, el Papa de los dos pulmones de la Cristiandad, uno oriental y uno occidental, inaugurando los festejos del gran Jubileo de los 2.000 años del nacimiento según la carne de Nuestro Salvador Jesucristo, había tenido particular mención de los santos mártires de la fe en Cristo, los cuales llamó “puente de unidad” entre los cristianos, un puente firme y seguro.

En los tiempos antiguos los verdaderos cristianos sufrieron el “martirio de sangre”; hoy sufren el “martirio de la conciencia”, que según los Santos Padres de la Iglesia es más fuerte y doloroso del “martirio de sangre”, porque el de conciencia es continuo y insistente.

Vivimos en una época de enorme crisis espiritual y moral. La superación de esta crisis se hace a través de la fe firme en Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nacido nuevamente hace pocos días “por nosotros los hombres y por nuestra salvación”, reforzados por los eternos e inmortales ejemplos, que son sus Santos Mártires, como San Vicente diácono, patrón de Valencia.     Por sus intercesiones, Cristo Nuestro Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amen.

lunes, 9 de mayo de 2011

Fallecimiento de S.E. Epifanio de Briula


Informamos con pesar del fallecimiento, el 9 de mayo de 2011, de Su Eminencia Epifanio, Metropolita de Briula y quien fuera primer Metropolita (de 2003 a 2007) de nuestra Sacra Metrópolis de España y Portugal.

¡Que su menoria sea eterna!

martes, 30 de noviembre de 2010

Homilía de S.E. Policarpo con motivo de la Fiesta Patronal de la Gran Iglesia de Constantinopla


“EL PRIMER LLAMADO DE LOS APÓSTOLES
Y SU IGLESIA PRIMERA EN LA LLAMADA”

La Iglesia del Primer Llamado de los Apóstoles, esta Cátedra Ecuménica de la Ortodoxia, celebra su “fiesta de cumpleaños”, la venerable conmemoración de un evento histórico, salvífico y de gracia, de refulgente brillo. Su fundación y constitución en la humilde Bizancio, convertida después en la Nueva Roma y Ciudad de Constantino y Reina de las Ciudades, honra y premia a la Iglesia Primera Llamada de Constantinopla, que celebra también la memoria de su Fundador, el Santo y glorioso Apóstol Andrés.

Santísimo y divinísimo Padre y Señor,

Venerables Jerarcas,

Pueblo amado del Señor,

Gran asunto es la memoria y el recuerdo, especialmente en la vida y la actividad de la Iglesia, para el bien de su piadoso Pléroma. La importancia y la necesidad de este hecho, en referencia al Primer Llamado de los Apóstoles, queda patente en la Encíclica Patriarcal y Sinodal del que fuera Metropolita de Felipópolis (Plodiv) -y luego Patriarca Ecuménico con el nombre de Serafín II- de noviembre del 1759 dirigida al sagrado clero y a los cristianos del Santísimo Arzobispado de Constantinopla (“con extensión también a todas las Eparquías del Trono Ecuménico”) (1), que determinó que “a partir de ahora sea celebrada su fiesta con brillo y no sin importancia, y de paso sea contada como las otras. Que su memoria sea celebrada con himnos, cantos y melodías piadosas, porque en esta famosa Ciudad él predicó gloriosamente el primero la palabra de la verdad, y ha honrado y consagrado su sagrada Cátedra” (2), ordenó “a los sacerdotes de las iglesias de esta Megalópolis, de Gálata y del Estrecho (el Bósforo), que desde ahora y al final de las sagrados Oficios sea conmemorado también este glorioso Primer Llamado de los Apóstoles y primer Jerarca de Constantinopla Andrés, desde ahora y para siempre” (3) y encargó exactamente hace 251 años al gran Maestro de nuestra Nación, Eugenio Búlgaris, llamado apenas unos días antes por el Patriarca a la Ciudad Reina para asumir la dirección de la Gran Escuela Patriarcal de la Nación, la homilía oficial durante la primera Divina Liturgia Patriarcal y Sinodal por la Fiesta del Primer Llamado de los Apóstoles tras su constitución de nuevo como Fiesta Patronal del trono Ecuménico.

En esta homilía, el sabio Maestro de la Nación,  además de mostrar la importancia del término “Primer Llamado” en relación con el término “Primer Trono”, da un paso más, caracterizando al Apóstol Andrés no solo como Primer Llamado, sino como también “Auto-llamado”: “Andrés desde el principio –exclama en su texto la ‘dulce abeja’ de Tauromenia, Theófanes Kerameus,– (4) … se ha sentido también auto-llamado” (5). Y, aunque afirma categóricamente que no quiere establecer comparaciones entre los Apóstoles –ya que todos son iguales-, elogia las luchas y las fatigas del Apóstol Andrés frente a las de los demás, diciendo: “Si Pablo, alardeando con jactancia en Cristo, llegó a decir: “Me he fatigado más que los demás” (6)”, yo de Andrés me atrevo a decir que ha dado más fruto que los demás. El desarrollo presente de la Iglesia lo demuestra claramente” (7).

El brillante aniversario y la fiesta de hoy es una ocasión de honor y gratitud al Primer Llamado de los Apóstoles y fundador de la Iglesia de Constantinopla-Nueva Roma. Al mismo tiempo es también una oportunidad para lanzar nuevas campañas y realizar nuevas conquistas, una continuación de la obra de pescar en la red de la gracia y de la salvación en Cristo al hombre de nuestros difíciles tiempos apocalípticos, como hizo con éxito el Primer Llamado Andrés y su Primada Iglesia, permaneciendo fiel a su vocación divina, a su primado de llamada, esta gran fuerza que permanece aquí, en su centro sacratísimo, el humilde y noble Fanar, imperturbable y firme, con modesto orgullo y dignidad, continuando en todo el mundo la acción salvífica de su Primer Llamado Fundador, escuchando desde el pasado, el presente y el futuro, lo cercano y lo lejano, lo terrenal y lo celestial; creando vida, escribiendo historia, elaborando salvación, edificando, sirviendo, ofreciendo, llamando, confesando y testimoniando que existe y seguirá existiendo sin fin, porque cree firmemente que a la Crucifixión siguen la Resurrección y Pentecostés, una Resurrección y un Pentecostés permanentes, parafraseando la palabra apostólica de hoy: “Aunque insultada, bendice; aunque perseguida, aguanta; aunque calumniada, suplica” (8).

Pero volviendo a nuestro Apóstol y a su Iglesia Madre –que también es la nuestra-, ambos han sido y son testigos de fe, esperanza, caridad, verdad, paz y unidad. Todas estas dimensiones caracterizaron desde el principio la llamada y la acción apostólica de Andrés, y han servido, sirven y servirán para siempre a su Iglesia. En cuanto se convirtió en discípulo de Cristo, en seguida corrió para llevar a su hermano Simón, el futuro Pedro, la noticia jubilosa: “¡Hemos encontrado al Mesías! Y lo llevó a Jesús” (9). De este modo, “el recién hecho discípulo se digna en seguida hacerse maestro, el adepto se convierte en seguida en mistagogo, el Apóstol se convierte en seguida en Apóstol de otro Apóstol…” (10), “… ¡Apóstol del corifeo en el orden Apóstolico!” (11). Y cuando más tarde se fue a enseñar a las naciones, con celo divino, abnegación, fatigas y no pocas dificultades recorrió muchas ciudades y países antes de entregar terminar su vida mediante el martirio de la cruz en la capital de Acaya. Lo mismo también ha hecho la Iglesia de Constantinopla. No ha retenido para sí misma con celo el anuncio salvífico de la Resurrección, sino que, imitando al Primer Llamado, ha corrido para transmitirlo también a otras naciones y pueblos, aspirando única y exclusivamente a su salvación y a la gloria de su Mesías, el Señor Jesucristo. Al bautismo de antaño de los pueblos eslavos orientales  le sucede en nuestros días el de muchísimos hombres que desconocen a Cristo en Asia, Oceanía, América y Europa.
                               
En la mente y el corazón de los hombres de nuestra época moderna, la de la secularización, la de la globalización y el desdén de todo, no cesa la “Búsqueda”. Se sigue buscando con insistencia al “Buscado”. Esta, además, es la obra por excelencia de la Iglesia de hoy: hacer viva continuamente la “Búsqueda” y el “Encuentro”; guiar al hombre moderno en primer lugar a la “Búsqueda” y después al “Encuentro” de Cristo Resucitado y presente en todas partes, el único Salvador y Redentor del mundo; vestir la desnudez y calentar la frialdad de los corazones con la Luz sin ocaso de la Resurrección del Verbo vivo de Dios, transformando continuamente la “Búsqueda” en “Encuentro” y el “Encuentro” en “Experiencia”, “la experiencia de la Resurrección”.

El Apóstol Andrés (cuyo nombre en griego significa “valentía”, “valor”), como hombre de fe profunda en el Encontrado por él, el “Buscado y Deseado” Mesías, ha traspasado estas características también a su Iglesia aquí en la Reina de las Ciudades, la cual, caminando sobre sus huellas e imitando su ejemplo, no ha murmurado jamás, sino que siempre está “preparada para los azotes” y repite la palabra paulina: “He aprendido a bastarme con lo que tengo… Todo lo puedo en Cristo que me conforta” (12). Andrés se distinguió también por su amplitud de miras, ya que no dudó en dirigir a Cristo a los griegos prosélitos del Judaísmo cuando estos pretendían a través Felipe encontrarse con Él y conocerlo (13), no limitándose a las estrechas concepciones de los judíos de aquella época.  Era hombre de un corazón grande, que no dudó jamás en tomar decisiones importantes y al mismo tiempo asumir las responsabilidades derivadas de sus decisiones (14). Y su Iglesia, la Santa y Grande Iglesia de Cristo, lo ha imitado en esta su amplitud de miras, porque es Patriarcado Ecuménico no solamente en el nombre, sino también en realidad. Esto queda demostrado no solo por la acción misionera y civilizadora del pasado y del presente, sino también por el amplio espectro de sus esfuerzos ecuménicos y de sus actividades intercristianas, y en los últimos tiempos también las ecológicas e interreligiosas. Claro testimonio de esto es la feliz presencia entre nosotros, en este sacratísimo momento, de los venerables representantes de la Iglesia de la Antigua Roma y de su Santísimo Primado, el Papa Benedicto XVI, bajo la jefatura del nuevo Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos, el Eminentísimo Señor Cardenal Kurt Koch, que ha copresidido con éxito el reciente Encuentro en Viena de la Comisión Internacional Mixta para el Diálogo Teológico entre las Iglesias Ortodoxa y Católica Romana, con el tema: “La Primacía en relación con la sinodalidad”. Nos congratulamos con Su Eminencia por su reciente nombramiento como Cardenal de la Santa Iglesia Romana. Lo acompañan los deseos y las oraciones de todos nosotros por el éxito de su difícil tarea.

Este año se cumplen 100 años del Encuentro de Edimburgo, 90 de la famosa Encíclica del Patriarcado Ecuménico del año 1920, 50 desde la fundación del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos y 30 desde el inicio del Diálogo Teológico oficial entre las Iglesias Ortodoxa y Católica Romana, que comenzó, con la ayuda del Señor, con la tranquilidad, compunción y sacralidad de Patmos y continúa con la contribución insistente de la Iglesia Primada del Primer Llamado, que en Oriente es –a pesar de las nubes de discordia que se levantan en el curso del tiempo, incluso por parte de aquellos que no deberían– enclave entre las Iglesias Ortodoxas hermanas, coordinadora de sus acciones, portadora de su común expresión y centro de servicio ecuménico y de oración. Como ha acentuado un ex coadministrador suyo, el Trono Ecuménico “especialmente hoy permanece firmemente comprometido y absolutamente dedicado a su misión ecuménica, de modo que no deja de ejercitar su potestad canónica, que posee, en el concierto de las Iglesias Ortodoxas hermanas siempre en el ámbito del ya expresado significado de servicio en la sinodalidad fraterna” (15). El Patriarcado Ecuménico, como Iglesia Primada de la Ortodoxia, no es solamente el enclave entre las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas locales, sino también el nudo de conexión entre Oriente y Occidente. Es el Gran Monasterio, la Gran Escuela del siempre luminoso Fanar (gr. ‘fanós’), el centro sacratísimo no solo de la oración “por la paz del mundo entero, la estabilidad de las santas iglesias de Dios y la unión de todos…”, sino también centro de continuo trabajo y fatigosa ofrenda para la reconciliación, la paz, la justicia y la unidad. No solamente hoy, sino desde siempre y en todas las direcciones.

Santísimo Padre y Señor,

Ha llegado el momento de que calle su sagrado Ambón Patriarcal para dejar paso a la celebración del Sacrificio incruento, para el que nos hemos reunido especialmente hoy aquí, en vuestra Venerable Iglesia Patriarcal. Para terminar, permítame servirme de las palabras, válidas también para el gran día de hoy, de Eugenio Búlgaris: “Hoy (las redes) han sido renovadas y preparadas; hoy justamente es la fiesta de Constantinopla; hoy ha recibido el debido agradecimiento el festejante; hoy han mostrado la debida gratitud los festejantes; y hoy, como también en otras muchas ocasiones, ha mostrado el cuidado que tiene para con los asuntos de la Iglesia nuestro gran Eclesiarca, honrando con una celebración oficial y brillante solemnidad al Primer Llamado amigo de Dios, primera autoridad de esta Iglesia tras la Primera por excelencia y primer fundamento suyo tras el Primero por excelencia” (16). “¡Qué incomparables son tus designios, Dios mío, qué inmensos en su conjunto!” (17).

¡Oh, Madre Iglesia de Constantinopla, gran fruto del gran Andrés! Desde el principio hasta el final sé magnifica, brilla y resplandece, elévate y sé honrada, sigue componiendo sínodos, publicando decretos, convalidando leyes, sé pastoreada por verdaderos “Padres, Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Predicadores, Evangelistas, Mártires, Confesores, Ascetas”. Y Tú, eficaz Timonel y pacifico Gobernador suyo, sigue enriqueciéndola con los frutos de la misión de su Primer Llamado Fundador y los resultados de sus luchas evangélicas, así como con sus propias luchas y agonías. Nosotros, todos sus hermanos e hijos, clérigos y laicos, nos comprometemos humilmente a ser co-cirineos, co-solidarios y co-luchadores suyos, porque  verdaderamente eres digno de ello; por eso si, con la ayuda de Dios, vuelven tiempos propicios, ello se debe en gran medida a Ti: “La presente situación de la Iglesia claramente lo muestra” (18).

¡Ad multos annos, Santísimo y Divinísimo Padre y Señor!

¡Ad multos annos, Santa y Gran Madre Iglesia de Cristo!

¡Ad multos annos, Reina de las Ciudades, y tú, bendito, sufriente y mártir pueblo Greco-Ortodoxo que habitas en ella, y toda la Romanidad!

¡Ad multos annos a todos nuestros padres y hermanos, y “buen encuentro” de la Natividad de Cristo, nuestro Salvador! ¡Así sea!


+ Metropolita Policarpo España y Portugal
Fanar, Venerable Iglesia Patriarcal, 30 de Noviembre de 2010


NOTAS

(1) Ekklisiastikí Alítheia Konstantinoupólews (Verdad Eclesiástica de Constantinopla) del año 1922, p. 485.

(2) Encíclica Patriarcal y Sinodal del Patriarca Ecuménico Serafín II (Disposición Canónica), en Konstantínos P. Thýmis, Eugenio Búlgaris (1716-1806), Deposito de Ethos Eclesiástico, Homilía Panegírica a San Andrés el Primer Llamado, Corfú 2009, pp. 106-107, col. 25-27.

(3) Ib. Cit., p. 107, col. 34-36.

(4) Theófanes Kerameus, Homilía 49, P.G. 132, 885 A.

(5) Eugenio Búlgaris, Homilía Panegírica a San Andrés el Primer Llamado, en Konstantínos P. Thýmis, ib. cit., p. 90, col. 2-3.

(6) Ver 1 Cor 15, 10.

(7) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 97, col. 2-7.

(8) Ver 1 Cor 4,1 2-13.

(9) Juan 1, 41-42.

(10) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 85, col. 22-26.

(11) ib. cit., p. 86, col. 9-10.

(12) Fil 4, 11-13

(13) ver Juan 12, 20 y siguiente 

(14) ver G. A. Jatziantonios, Oi Dódeka (Los Doce), Aenas 1955, pp. 29-30.

(15) Máximos, Metropolita de Sardes, El Patriarcado Ecuménico dentro la Iglesia Ortodoxa, Tesalónica 1972, pp. 352-353.

(16) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 99, col. 19 y p. 100, col. 1

(17) Salm 138, 17


(18) Eugenio Búlgaris, ib. cit., p. 97, col. 5-7

martes, 29 de junio de 2010

Entrevista a S.E. Policarpo de España y Portugal


Su Eminencia el Metropolita de España y Portugal, Exarca del Mar Mediterráneo, Monseñor Policarpo (nombre civil Panayiotis Stavrópoulos), nació en el año 1963 en Lepanto. Se graduó en la Escuela de Teología de la Universidad de Atenas (1986), y tras cumplir el servicio militar (1986-1988), cursó un posgraduado en el departamento de Historia Eclesiástica del Instituto Pontificio de Estudios Orientales de la Universidad Gregoriana de Roma (1988-1990). Fue ordenado diácono el 15 de enero de 1990, y presbítero al día siguiente. Sirvió como capellán de la ilustre e histórica Hermandad de San Nicolás y de la Iglesia de San Jorge de los Griegos Ortodoxos en Venecia (1990-2007) y como Vicario General del recién fundado Arzobispado de Italia (1992-2007), ocupándose de lleno de la organización, consolidación y desarrollo de dicho Arzobispado. Al mismo tiempo era Rector de las Parroquias fundadas por él mismo, Padua (1990-2007), Ferrara (1990-1999), Parma (1994-1999) y Perugia (1992-2003). Actuaba como Abad de los Monasterios del Venerable Juan el Segador de Calabria (1994-1997) y de San Jorge de las Nobles Monjas Griegas en Venecia (1992-2007) y Vicepresidente del Consejo Metropolitano y de todas las comisiones del Arzobispado. En el año 1998 tomó posesión del cargo de Archimandrita del Trono Ecuménico. Representó a la Madre Iglesia y el Arzobispado de Italia en varias misiones, reuniones y congresos.

El 30 de abril de 2007, a propuesta de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomeo, fue elegido por unanimidad por el Santo Sínodo segundo Metropolita del recién fundado Arzobispado de España y Portugal. Su ordenación al Episcopado se celebró el 6 de mayo 2007, Domingo de la Mujer Samaritana, en la Iglesia Patriarcal de San Jorge, oficiada por Su Santidad el Patriarca Ecuménico. El 16 de junio 2007 fue entronizado en la Santa Iglesia Catedral de los Santos Andrés y Demetrio en Madrid. Durante los tres años de su labor pastoral, volvió a fundar las Parroquias de Barcelona y Las Palmas de Gran Canaria, fundó diecinueve (19) parroquias nuevas y siete (7) nuevos núcleos parroquiales, y aumentó el número de los clérigos en dieciocho (18).

El Metropolita realiza misiones eclesiásticas, da conferencias, entrevistas y charlas, escribe artículos, y además del griego, su lengua materna, conoce el italiano, el francés y el español.
Santo: 23 de febrero

Dirección postal: Su Eminencia Reverendísima el Metropolita de España y Portugal Policarpo. Calle Nicaragua 12, 28016 Madrid, España. Tel: (0034) 91 34 54 085. Fax: (0034) 91 35 09 374. Correo electrónico: metropoliespo@yahoo.es. Página web: www.iglesiaortodoxa.net.

─ En primer lugar, nos gustaría que nos hablase un poco sobre la historia de la Iglesia Ortodoxa Griega de Madrid.

─ Los comienzos de la presencia de griegos ortodoxos en Madrid se remonta en 1890-1895 cuando a los pocos griegos diplomáticos se añaden algunas familias de pescadores de esponjas del Dodecaneso y de peleteros de la Macedonia occidental.

En 1949 se funda oficialmente la Comunidad Ortodoxa Griega de Madrid y se ordena como primer sacerdote permanente el georgiano padre Rafael, quien viene de París. Desde el principio la Parroquia Ortodoxa Griega y la Comunidad del Santo Andrés tuvo un carácter bilingüe, de manera que unió a los pocos habitantes griegos y eslavos de la capital ibérica, y esta primera parroquia utiliza como templo un piso en el centro de Madrid. La parroquia en cuestión se reconoce por el Ministerio de Asuntos Exteriores en 1949, y en 1968 por el Ministerio de Justicia (Dirección General de Asuntos Religiosos), mientras que en 1991 se convierte en «Iglesia Ortodoxa Griega de España». Con esta denominación y bajo la acogida jurídica de la Federación Protestante de España, se incorpora al Convenio que se lleva a cabo entre el Estado español y la Federación Protestante de España, el cual fue ratificado el 10 de noviembre de 1992 por el Parlamento. Fue un hito en la historia de la Parroquia Ortodoxa Griega la milagrosa adquisición de una parcela en 1970, y la construcción del templo, de la vivienda y de los espacios parroquiales en tres años, de modo que a finales de 1973 se inaugurase el complejo de edificios de la Iglesia Ortodoxa por el entonces Metropolita de Francia y Exarca de Iberia Melecio.

Canónicamente, Iberia hasta 1963 pertenecía al Arzobispado de Tiatira y Gran Bretaña, y hasta enero de 2003 a la Sede Arzobispal de Francia. El 20 de enero de 2003 se funda el Sacro Arzobispado de España y Portugal que incluye la Península Ibérica: España, Portugal, Andorra y Gibraltar, y sus Islas: Baleares y Canarias (España) y Azores y Madeira (Portugal). El Sacro Arzobispado está reconocido como Persona Jurídica del Estado español mediante Decreto del Ministerio de Justicia (Nº. 907-SG/25.04.2006 Dirección General de Asuntos Religiosos), mientras se promociona su reconocimiento también en Portugal. Actualmente dispone de alrededor de 40 parroquias y núcleos parroquiales, y 30 sacerdotes.

─ ¿Qué actividades ha desarrollado la Parroquia Ortodoxa Griega de Madrid?

─ Aparte del culto, se dan clases de griego a niños pequeños y a mayores. Esta es la actividad principal de nuestra Parroquia, así como el servicio pastoral de los eslavoparlantes y rumanoparlantes que participan en los oficios realizados en nuestro templo. También se llevan a cabo otros varios actos ocasionales de carácter étnico-religioso y cultural, por ejemplo conciertos, fiestas, etc. El último concierto fue el del coro de Argostoli, pero estos son eventos ocasionales y periódicos, no regulares.

Otra actividad de importancia son las visitas guiadas que se hacen a varias escuelas y grupos, por ejemplo asociaciones de la tercera edad, que vienen y visitan la Iglesia, así se hace una visita guiada de contenido teológico, por ejemplo «qué es la Ortodoxia, qué son los iconos, qué es el culto»; este es un acto cultural relevante.

─ Personalmente, he seguido varias veces la Misa en la Iglesia de los Santos Andrés y Demetrio en Madrid. Aparte de la presencia de griegos, me sorprendió gratamente la presencia de rumanos, eslavoparlantes y árabes. ¿La grey se compone de personas que proceden exclusivamente de países ortodoxos? ¿Cómo experimentan esta convivencia ellos mismos?

─ Efectivamente, Madrid, desde hace veinte años, ha dejado de ser una pequeña Parroquia. Después de 1990, cuando se abrió la Europa Oriental, a los pocos griegos y eslavoparlantes de la capital española, se añadieron los inmigrantes económicos de la Europa Oriental. Creo que existe una convivencia pacífica y que aquello que les unes es la misma fe y tradición, la Ortodoxia, que tiene que experimentarse de manera universal –no étnica– por todos los ortodoxos.

No se percibe disgusto alguno entre las diferentes nacionalidades ortodoxas que asisten a los oficios en nuestro templo, porque celebramos la Misa de modo que se cubran las necesidades de esta grey multinacional. Al menos, por parte del clero, la convivencia con esas personas y la Misa en los diferentes idiomas se lleva a cabo de manera armoniosa. La Ortodoxia, como el Helenismo, es universal, no etno-racial.

─ La Comunidad Griega Ortodoxa de España es relativamente pequeña. A pesar de ello, la obra del Arzobispado Griego se amplía continuamente… Indicativamente, observamos que aumenta el número de Parroquias Griegas…

─ La presencia griega en la Península Ibérica es limitada numéricamente hablando. Es el único espacio europeo en donde no se observó inmigración griega, quizás porque los inmigrantes griegos allí donde fueran encontraban inmigrantes españoles y portugueses. Además, económica y políticamente, había similitud entre los dos países, y eso contribuyó a que no hubiera inmigración aquí: los españoles inmigraban y la situación en España era la misma que la de Grecia en aquella época.

Es verdad que la obra del Arzobispado se está ampliando; el Arzobispado tiene un carácter pan-ortodoxo universal como también el del Patriarcado Ecuménico. No podríamos decir que aumenta el número de parroquias griegas, sólo que se ha añadido una parroquia griega más a las dos ya existentes, la de Madrid y la de Barcelona, que es la de Valencia. Básicamente ha aumentado considerablemente el número de las otras parroquias, sobre todo el de las ucranianas, para contar con un número suficiente de parroquias y sacerdotes ucranianos. La mayoría aplastante del rebaño, de las parroquias y de los sacerdotes del Arzobispado, no son griegos, sino de la Europa Oriental, así como la mayoría de los 1.300.000 ortodoxos que residen en la Península Ibérica. Los griegos son una pequeña minoría que se concentra sobre todo en Madrid, Barcelona, Valencia y Lisboa.

─ Fue ordenado Arzobispo de España y Portugal en junio de 2007. ¿Cuál es su valoración de estos primeros tres años?

─ La valoración de estos primeros tres años se puede hacer con una frase ilustrativa: «aunque la tierra sigue temblando bajo nuestros pies, no sólo seguimos erguidos, sino que avanzamos hacia adelante, a pesar de los problemas variados que aumentan a causa de la particularidad que presenta para nosotros, los Ortodoxos, el terreno ibérico, y que debido a la crisis económica últimamente se acentúan aún más.»

─ Sabemos que durante varios años sirvió como sacerdote en el histórico templo de San Jorge en Venecia. ¿Qué particularidades presenta la Comunidad Griega de Madrid en relación con la de Venecia?

─ Sería difícil hacer una comparación, en realidad no es posible. Venecia es una comunidad histórica, una comunidad que ha cumplido más de 500 años de vida oficial. Venecia es la capital cultural del primer helenismo posbizantino, dispone de un templo que es el orgullo de la diáspora griega, un verdadero monumento de la Escuela Cretense. La única cosa que puede considerarse parecida es que también en Venecia hay pocos griegos y que también se vio eclesiásticamente renacida con la llegada de los inmigrantes de la Europa Oriental, es decir que actualmente la iglesia de San Jorge de los griegos (1539-1564), así como la de Madrid, cuenta con un rebaño multinacional, prevaleciendo la presencia ucraniana y moldava sobre las demás. No veo otra similitud.

La de Venecia es una comunidad histórica, se fundó en 1456, tres años después de la Caída de Constantinopla, fue reconocida por el Estado de los vénetos en 1498, tiene un hermosísimo templo, tiene el Instituto Helénico (antes Escuela Flanguinio), tiene un museo que constituye un singular ejemplo de la Escuela Cretense posbizantina, edificios, infraestructuras, una gran fortuna. Aunque numéricamente los griegos son muy pocos, la presencia griega se mantiene a través del Instituto Helénico, de la Comunidad Griega y del Arzobispado de Italia que tiene su sede en Venecia. La mayoría de los griegos viven en Padua, donde la histórica Universidad. Los griegos de Venecia, junto con los italohablantes, ya no superan las 70 personas. Los griegos de la ciudad vecina de Padua, en su mayoría antiguos alumnos, rejuvenecieron Venecia. Ellos se registraron en la comunidad y la rejuvenecieron numéricamente hasta cierto grado, y son los que la dirigen ahora.

No hay que olvidar que Venecia nació bajo Bizancio, fue un dominio bizantino autónomo. Hasta la caída del Bizancio, se consideraba como jefe del Estado veneciano el Emperador, los decretos no salían a nombre del Duque; sí que los firmaba el Duque, pero salían a nombre del Emperador. Es totalmente distinta la relación entre Venecia y el Helenismo. La mitad del terreno del Oriente griego estaba bajo el dominio de los vénetos, se produce una gran ola de griegos hacia Venecia, y muchos de los intelectuales que vinieron a España pasaron primero por Venecia o Italia. Doménico Theotocópulos, por ejemplo, fue durante tres años miembro de la comunidad de Venecia. El templo fue pintado por Mijaíl Damaskinós, maestro de El Greco; algunos copiadores de códigos y docentes del griego antiguo y de estudios clásicos, antes de llegar a Alcalá de Henares y Salamanca, pasaron por Venecia. Eso puede considerarse como un vínculo, pero no puede hacerse ninguna comparación. La diferencia entre las dos comunidades es enorme, sobre todo teniendo presente el factor de la historia y las infraestructuras. Venecia es «Venetiae quasi alterum Byzantium» casi otro Bizancio. Sus iglesias llevan nombres de Santos del Oriente (San Basilio, San Juan Crisóstomo, Santa Eufemia, San Panteleímon, etc.) y encontrarás costumbres eclesiásticas del Cristianismo oriental que no existen en otro lugar del Catolicismo.

─ Desde su punto de vista, y teniendo en cuenta su experiencia en Italia y España, ¿cómo nos ven a los Ortodoxos los Católicos?

─ Oficialmente los Católicos nos ven como «Hermanos Separados». Es la terminología católica oficial empleada para llamar a los Ortodoxos. Hay una diferencia enorme entre el Catolicismo Italiano y el Catolicismo Español, así como hay diferencia dentro de España, donde a los Ortodoxos nos tratan de manera distinta en las diferentes regiones. En unos lugares son abiertos, en otros cerrados. Sobra decir que somos absolutamente dependientes en lo que se refiere a los espacios de culto. Menos la de Madrid, todas las demás iglesias que tenemos son de los Católicos, pero no es precisamente la generosidad que hay en Italia. Quizás este hecho se debe a que el Catolicismo de la Península Ibérica nunca ha tenido contacto con el Oriente griego, mientras que el Catolicismo Italiano ha tenido, puesto que casi la mitad de Italia pertenecía al Bizancio, era grecoparlante y ortodoxa griega, y después de la caída de Bizancio se llenó de comunidades griegas activas, como las de Trieste, Livorno, Venecia, Nápoles, Ancona, Barletta, Brindisi, Mesina, Génova.
El contacto que tiene el Catolicismo Romano ibérico con la Ortodoxia se establece sobre todo desde 1990 en adelante, con la llegada de los inmigrantes de la Europa Oriental. Es una presencia que no se puede ignorar, puesto que los Ortodoxos ya somos en toda la Península Ibérica sobre 1.300.000. Esto lo ha reconocido oficialmente el Estado español, concediendo el «Notorio Arraigo» a la Iglesia Ortodoxa en su conjunto. La presencia acentuada de los ortodoxos provenientes de la Europa Oriental obliga a entablar contacto: llaman a la puerta, piden una Iglesia, piden un espacio de culto, aparece un obispo, aparece un cura, surge una comunidad organizada, y así empieza el contacto, sobre todo en lo que se refiere a la necesidad imperiosa de adquirir espacios para el culto. Por consiguiente, dependemos de la comprensión y amabilidad fraternal de la Iglesia Católica que en líneas generales sí que existe. En definitiva, repito que la experiencia en Italia, como también en el resto de Europa, es muy diferente de la que se vive en la Península ibérica.

─ ¿Cómo son sus relaciones con la Iglesia Católica local?

─ En líneas generales nuestras relaciones con la Iglesia Católica Romana de la Península ibérica son buenas y fraternales. Repito de nuevo la particularidad que presenta el terreno ibérico y las dificultades con las que nos encontramos a diario. El equilibrio es fino y tenemos una necesidad imperiosa de espacios de culto, dependiendo de la comprensión y amabilidad de nuestros hermanos católicos romanos. Personalmente, en este sector sigo la «política» fraternal del Patriarcado Ecuménico y de nuestro Patriarca, y según prometí en mi discurso de entronización voy a trabajar, aunque sea unilateralmente, en favor de la unidad de los Cristianos, teniendo como emblema los discursos de nuestro Señor poco antes de su pasión salvífica «para que todos sean uno».

De todos modos, lo que veo es que el tratamiento de la jurisdicción del Patriarcado Ecuménico por porte de la Jerarquía Católica Romana ibérica, al menos a nivel institucional y en líneas generales, no es la debida, si tomamos en cuenta los vínculos que unen el Patriarcado Ecuménico con la Iglesia de Roma y los dos primus inter pares, el Patriarca Ecuménico y el Papa Benedicto XVI; en cambio las cosas para los rumanos por ejemplo son más fáciles.

─ ¿Cuál es la relación del Patriarcado Ecuménico con las demás jurisdicciones ortodoxas, como el recién fundado Arzobispado Rumano, el Ruso, el Serbio, etc.?

─ Voy a hablar a nivel ibérico. Tenemos unas relaciones excelentes con la jurisdicción rusa y serbia, así como con la rumana.

─ Sabemos que uno de los temas que va a tratar el Sínodo Panortodoxo es el de la jurisdicción de la Diáspora Ortodoxa. ¿Cuál es su postura en este asunto?

─ Como es sabido, en el tema de la Diáspora las Iglesias Ortodoxas están divididas. Hay ciertas Iglesias, encabezadas por las grecohablantes, que profesan los criterios eclesiológicos y canónicos que dicen que la diáspora ortodoxa pertenece al Patriarcado Ecuménico, pero hay otras Iglesias que aplican el criterio étnico, es decir los rumanos en la Iglesia Rumana, los rusos en la Rusa, etc.

Desde luego la diáspora ortodoxa constituye un tema y un problema espinoso para las relaciones interortodoxas. La Cuarta Conferencia Panortodoxa Preconciliar de Ginebra (junio 2009) dio el primer paso hacia la solución de este problema, fundando las Conferencias Episcopales Ortodoxas Regionales, y aquí se fundó la Asamblea Episcopal Ortodoxa de España y Portugal. Es un gran éxito para la Eclesiología Ortodoxa y los Cánones Sagrados de la Iglesia el hecho de que el presidente de cada asamblea es miembro nato el Arzobispo del Patriarcado Ecuménico, es decir que no es por elección, ni la presidencia es alterna, sino que el presidente es siempre el Arzobispo del Patriarcado Ecuménico. El Patriarcado Ecuménico es la Iglesia Primada y la Madre Iglesia y los cánones reconocen sólo al Trono Ecuménico la jurisdicción ilimitada, la jurisdicción que concierne a lo que llamamos Diáspora, aunque el término Diáspora poco a poco va adquiriendo unas dimensiones contemporáneas. Podemos sólo hablar en materia de geografía, pero al referirnos al grey no podemos hablar de Diáspora, porque ahora el mundo se está convirtiendo en un pueblo.

Así pues, esa Cuarta Conferencia Panortodoxa Preconciliar en Ginebra dio un primer paso para solucionar el tema de la Diáspora Ortodoxa, con la fundación de las Conferencias Episcopales Ortodoxas Regionales, las que preside como miembro nato el Arzobispo del Patriarcado Ecuménico. Por supuesto, las jurisdicciones permanecen independientes, y el tema en su conjunto queda por resolverse por el futuro Santo y Gran Sínodo de la Iglesia Ortodoxa que se va a convocar, si todo marcha según lo previsto, en 2016 en Estambul. Este Sínodo se va a celebrar en la Iglesia de Santa Irene, que fue edificada por Constantino I el Grande y después restaurada por Justiniano, constituyendo la Catedral de Constantinopla antes de la construcción de la Santa Sofía, y se dice que se ha conseguido el permiso de las autoridades turcas para que se celebre el Sínodo en Santa Irene, que hoy es museo y sala de conciertos. En paralelo se va a festejar el aniversario de los 1.600 años desde el decreto de Constantino I el Grande que reconoció oficialmente el Cristianismo. Por lo tanto, con la ayuda de Dios, la solución canónica definitiva del problema de la Diáspora depende de este Sínodo, bajo la presidencia del Patriarca Ecuménico, el Primado de la Ortodoxia, y estarán presentes todos los primus inter pares de las Iglesias Ortodoxas regionales.

─ En las sociedades occidentales se observa una tendencia de marginación del sentimiento religioso. ¿En su opinión existe esta amenaza en el Mundo ortodoxo?

─ La amenaza existe para el Mundo ortodoxo, porque ya no hay distinción entre Occidente y Oriente. El mundo, con la globalización, se ha convertido en un pueblo. Lo bueno, al menos, es que por esta marginación, que también afecta el Mundo ortodoxo, y le va a afectar aún más con el paso del tiempo a causa de la introducción exponencial de teorías occidentales en el Oriente, nadie puede imputar responsabilidades a la Iglesia Ortodoxa. En cambio, las Iglesias occidentales son las responsables, para mí, hasta cierto punto de la secularización que ha predominado en el mundo occidental, puesto que ellas mismas se secularizaron. Aunque la secularización se haya introducido en el mundo oriental, sin embargo la Iglesia Ortodoxa, al quedar como siempre fiel a sus tradiciones, a sus dogmas y a su culto, actúa como un muro resistente frente a ella. Además, no es una casualidad el hecho de que los cerebros de la globalización, la cual es solamente de clase económica y cultural occidental, consideran a la Iglesia Ortodoxa como el impedimento número uno en sus planes.

─ ¿En qué fase está el diálogo entre la Iglesia Ortodoxa y la Católica en el momento actual?

─ En el momento actual el diálogo oficial está en un punto crítico, porque está examinando uno de los puntos principales que dividen a las dos Iglesias. Concierne a la eclesiología y más en concreto a la primacía del Obispo de Roma. Existe, siempre, una primacía en la Iglesia y un primado a nivel regional (Arzobispo) y nacional (Patriarca). La cuestión es si esa primacía es de poder o de honor y diaconato.

Actualmente se ha aclarado que en la Iglesia existe una primacía, existe un primado, y el primado en toda la Iglesia es el Obispo de Roma, siempre dentro de la institución de la Pentarquía de los cinco Patriarcas. Pero sigue siendo siempre la diferencia primordial, porque para los Ortodoxos esta primacía no es una primacía de poder, sino de honor, primus inter pares. En estos momentos hay varias Comisiones, teológicas e históricas que revisan la primacía del Obispo de Roma, que en esencia no existe, para avanzar luego al segundo milenio, cuando se formó y predominó dogmáticamente. La primacía del obispo de Roma es uno de los puntos cruciales que dividen a las Iglesias Católica Romana y Ortodoxa, puesto que para nosotros la primacía se considera como primacía de honor y el primado es inter pares, según la eclesiología católica romana se trata de una primacía de poder, siendo el Papa superior incluso al mismo Sínodo Ecuménico.

Por lo demás, el diálogo avanza y veremos a dónde terminará la revisión de este punto, que empezó en la Asamblea Plenaria de la Comisión Mixta Internacional de Ortodoxos y Católicos en Ravena y continuó en Chipre. No sé cuándo y dónde tendrá lugar la próxima asamblea de la Comisión. El texto común que fue firmado reconoce que en la Iglesia hay primacía y primado. Queda por resolver la gran diferencia de qué clase de primacía estamos hablando, de poder u honor, y tampoco sé si el diálogo teológico va a dar una solución definitiva, dado que es una diferencia teológica, dogmática y eclesiológica importante. De todos modos, según los Santos Cánones, la Sagrada Tradición y la Eclesiología de la Iglesia indivisa, el primado no se puede concebir sin los demás obispos, y tampoco ellos sin su primado.

Preguntas: Dimitris Ioannou
Entrevista - transcripción - fotos: Sofía Roilidou
Traducción al español: Vicky Rouska
Revisión de la traducción: Emmanuel Vinader