domingo, 28 de junio de 2015

Homilía de S.E. Policarpo para el 28/06/2015 (IV Domingo de Mateo)


¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo!

La lectura apostólica de hoy nos habla sobre nuestra liberación del pecado. El Santo Bautismo constituye la participación del fiel cristiano en la muerte y resurrección de Cristo. El cristiano que se bautiza participa de la muerte de Cristo sobre la cruz. Esto significa que muere por lo que se refiere al pecado. El hombre viejo, es decir la naturaleza humana corrompida a causa del pecado, es co-crucificada y co-sepultada con Cristo místicamente durante la celebración del sacramento del Bautismo. La participación del fiel en la muerte de Cristo le concede la posibilidad de participar también en Su santa resurrección. Como Cristo fue resucitado y salió triunfante de la tumba, también el cristiano neo-iluminado muere por lo que se refiere al pecado. Su triple inmersión en la santa agua bautismal significa su participación en la muerte y en la sepultura de tres días de Cristo, y saliendo de la pila bautismal participa en la resurrección de Cristo. Es renacido y conquista la posibilidad de participar en la vida nueva en Cristo, en la vida eterna.

El fiel cristiano en esta nueva realidad carismática que es inaugurada en él con el Santo Bautismo está llamado a estar muerto por lo que se refiere al pecado y a vivir en Cristo. Está llamado a seguir y obedecer a Cristo. Liberado de la esclavitud y de la corrupción del pecado, se hace siervo de la justicia de Dios y recibe como recompensa la purificación, la iluminación y la divinización, es decir la santificación y la vida eterna. El salario que nos da el pecado es la muerte, mientras que el salario que nos da Dios es la vida eterna en Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Deseo a todos que reciban este salario divino.

Os saludo afectuosamente, deseándoos buen domingo y buena semana.

Vuestro Pastor y Padre,
+ Metropolita Policarpo de España y Portugal


Fuente: Sacra Metrópolis de España y Portugal (Patriarcado Ecuménico)