martes, 17 de diciembre de 2019

Mensaje de Navidad de Su Eminencia el Metropolita Policarpo de España y Portugal


La existencia del pecado y del mal, fruto de la caída de nuestros primeros padres, forma parte de la experiencia humana desde el principio de los tiempos. Por eso el antiguo Pueblo de Israel clamaba a Dios por su liberación y ponía sus esperanzas más profundas en la llegada del Mesías. Y el Dios ‘φιλάνθρωπος’ no permaneció indiferente al grito de sus criaturas: llegada la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo amado para que salvara del pecado y de la muerte al Universo todo.

En este tiempo de Navidad celebramos un año más ese acontecimiento salvífico que abarca a la Creación entera y recordamos el cumplimiento de las antiguas profecías en la persona del niño nacido en Belén. Así aparece en las representaciones iconográficas de nuestra Iglesia ortodoxa y en los tradicionales pesebres que se instalarán en muchos hogares, plazas y calles de las tierras que conforman nuestra Sacra Metrópolis de España y Portugal. Así queda también reflejado en los himnos de nuestra Iglesia, que nos invitan a contemplar con gozo el «misterio extraño» al que asistimos y celebramos.

«Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado», según predijo antaño el Santo Profeta Isaías (Is 9,6). Nadie es ajeno a la llamada divina a viajar espiritualmente a Belén y a buscar al Cristo recién nacido. Solo Él salva al mundo y quiere nacer también en nuestros corazones para transfigurar a una Creación, que «sufre dolores de parto» (Rm 8,22).

La Navidad es tiempo de compartir con los necesitados, de buscar la reconciliación con todos, de mirar al prójimo con ojos renovados y de estar cerca de los que sufren. No olvidemos que el niño que nace es el «Sol de Justicia» que «iluminó al mundo con la Luz de la Sabiduría», según cantamos en el tropario de la fiesta que celebramos. Ojalá podamos vivir este gozo cada día de nuestras vidas, pero especialmente en estas entrañables fechas navideñas en que nos reuniremos con nuestros seres queridos y recordaremos a los que ya no están con nosotros.

¡Cristo nace! ¡Glorificadlo! Os deseo a todos una feliz y santa Navidad y un próspero año 2020.

Con todo mi cariño y bendiciones paternales,

+Policarpo, Arzobispo Metropolitano de España y Portugal y Exarca del Mar Mediterráneo
Madrid, diciembre de 2019